lunes, 20 de agosto de 2012

Tiempo de bodas


El dibujo que marca una tendencia nos invita a seguirla para volver luego a repasar el recorrido una vez que se ha avanzado hasta su extremo. Llegados a ese punto dibujo en mano, mientras unos parecen hablar del futuro como malpensados, otros con parecido discurso son reconocidos como visionarios. Estos últimos anuncian, por ejemplo, con sonoros lamentos el fin de los tiempos del matrimonio. Seguramente estaré de acuerdo, pero puedo atreverme a ser más específico atendiendo a las tendencias. El Estado no se limitará simplemente a registrar los emparejamientos para restringir la poligamia y las edades. No habrá bodas en el futuro sin su decisiva mediación en el contrato —para el mutuo disfrute de los cuerpos, que decía Kant— y se tenderá a controlar esa actividad perseguiendo por malsanas las coyundas libres o espontáneas. Para legitimarlas se impondrá a los participantes un período de formación obligatoria con clases de anatomía masculina y femenina, se exigirá un certificado que confirme su estado físico y psicomédico y por último se aportará un informe completo de cuentas con especificación clara de sus deudas, muy especialmente las contraídas con el fisco. El temor a tener que responder, como depositario y valedor del contrato, de los fraudes que en nombre de él sobrevengan, con los elevados costos que eso suponga, será visto como motivo suficiente para que el Estado regularice el derecho de la ciudadanía a emparejarse. De ser así, los novios saltarán al tálamo nupcial con su precinto de garantía en regla y debidamente higienizados —o excepcionalmente esterilizados, en caso de fecundación peligrosa— con el fin de lograr un ejercicio regular de su derecho al goce, que nunca podrá ser ya indiscriminado, ilimitado o emprendido con desprecio de sus conciudadanos. Es probable que para cuando la ley se promulgue el Estado deba hacer frente a otro tipo de demandas. Un deseo de muchos es que el acto íntimo sea público y transparente, y que el pretendido goce —de la pareja, se entiende— sea perfectamente visible y comprobable. A este seguirán con seguridad otros. Y es que, como bien se ve, las nuevas tendencias van por la senda de anteriores tendencias dando curso a una evolución que sólo los más malpensados saben a dónde lleva. Bueno, ellos y el poder que empeñado en controlar las alimenta.

2 comentarios:

Andrea dijo...

Excelente blog!!! ya te leo desde hace un par de años, qué buenas entradas tienes y tan profundas. Sin duda alguna, para pasar un muy buen rato!!! :D

Hilario Mendiaga dijo...

Gracias Andrea,

Yo sólo lo intento, si tu con ellos lo consigues, de algo valdrán al final estos inventos.