viernes, 24 de agosto de 2012

Nacimiento del dominio


Giño del robot, fotograma de Metropolis (1927), F. Lang
El espacio de dos pasa a ser de uno si uno de los dos deja de creer en ese espacio. Ni la dimensión ni el número varían en ese tránsito, ni siquiera el uso compartido. Cambia ciertamente la posesión, pero eso sólo refleja la pérdida de una convicción común. Hay quien deduce atolondradamente que quien cree es el que domina, cuando en su dominio encerrado convierte cada una de sus palabras en aire viciado que ya sólo él respira.

No hay comentarios: