Bosque de coihues en la Reserva natural Siete Tazas (Maule, Chile). Foto: I. Marin |
A veces esas fuerzas internas no son sino un reflejo sumario del ánimo de quien apuntó, y de ese modo subrayó, un detalle natural que en el fondo está muy vivo en él. El bosque de coihues se muestra casi escandaloso en ese colorido otoñal. Representa la belleza persistente, tan lejana y espléndida como cualquier postal de un país remoto. Pero está también ese ambiente frondoso y asilvestrado. Demasiados resabios acechan cuando algo se ofrece simultáneamente exuberante y caduco. No son peligros inminentes, es la ostentosa cercanía de la confusión lo que puede haber atraído al apuntador. Ha hecho un alto en su recorrido, se siente invadido por una calmante armonía y envuelto en ese laberinto cromático casi se olvida de que le toca ahora buscar el camino que lo ha conducido hasta ahí.
No hay comentarios:
Publicar un comentario