Desde un punto de vista estrictamente melancólico, el gran error fue instalarnos en un planeta tan escaso de lunas. Lo vemos a diario: animales furiosos merodeando por los caminos, imponentes fantasmas aullando durante toda la noche, un horizonte de sombras grises, armadas y vengativas, el siniestro fragor de las máquinas acariciándose, y mientras tanto los poetas, cortos de luces y sin inspiración alguna.
jueves, 3 de mayo de 2012
Por un planeta poético
Desde un punto de vista estrictamente melancólico, el gran error fue instalarnos en un planeta tan escaso de lunas. Lo vemos a diario: animales furiosos merodeando por los caminos, imponentes fantasmas aullando durante toda la noche, un horizonte de sombras grises, armadas y vengativas, el siniestro fragor de las máquinas acariciándose, y mientras tanto los poetas, cortos de luces y sin inspiración alguna.
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