viernes, 4 de enero de 2013

Hadas y príncipes


—¿Es provechoso para un país verse gobernado por una reina amante de rígidas doctrinas y por un ministro amante del juego ventajoso?— preguntó Elike a su maestro.
—Lo contrario daría más juego y atemperaría la disciplina— respondió Ogeron, el sabio. Poco después, tras darle una nueva vuelta al asunto, añadió: —Sin duda lo más fructífero sería que fueran amantes, pero de sus semejantes. Y nada sería mejor que acabar con esos gobiernos de hadas madrastras y príncipes conversos, y condenarlos luego a sobrevivir en un infame cuento.


No hay comentarios: