sábado, 21 de julio de 2012

Memoria de la despedida


Viajas y sales al encuentro de un sueño. Crees que las felicidades más cotizadas vuelan siempre suspendidas como globos huérfanos. Tu vuelo ha sido también ambicioso, aunque te haya devuelto por unos días al frío invierno. Hay recuerdos que hielan, es la verdad la que los vuelve transparentes y cercanos. Es momento de despedirse y de aceptar la lección chilena, frente al recio muro que envuelven aún persistentes nieblas, frente al Museo de la Memoria. Subercaseaux en su Chile o una geografía loca, lo subraya como si me oyera: «El frío es un acero brillante que da calidad y claridad a las cosas. La niebla es una vaho que empaña por unos instantes una parte de este acero para hacer resaltar mejor la pureza de las demás». Para emerger con cierta lucidez sólo se puede confiar en el frío; los sueños nos empujan, nos agrandan, nos elevan, nos mantienen en vuelo, pero son otra cosa...

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