lunes, 2 de abril de 2012

Verdades dormidas


La verdad nunca será una amenaza para el silencio, que le ofrece sustento y compañía. Lejos de él su porvenir es verdaderamente incierto. Quien la proclama como propia se entrega furibundo al ruidoso deber de acallar cualquier mentira y quien la comunica como ajena se ve obligado a defender esa revelación con voz propia. De no hacerlo así, esa verdad de poco les valdría, porque no puede llegar a ser verdad lo que nunca se pronuncia.

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