jueves, 26 de abril de 2012

El humo pagará IVA


Madrid. De nuestro corresponsal.- El Gobierno tiene previsto aprobar mañana en Consejo de Ministros un decreto por el que se aplicaría un IVA del 25% a la venta de humo. Fuentes gubernamentales informan de que quedarán exentos de la medida los humos industriales cuyas cantidades y gravamen vienen regulados por la normativa internacional sobre emisión de gases invernadero. Han querido tranquilizar también a los fumadores, que quedarán excluidos al considerarse que, además de estar ya sujetos a otras figuras impositivas, con su actividad emisora no obtienen normalmente beneficio comercial alguno. Con el nuevo impuesto se pretende actuar impositivamente sobre uno de los escasos sectores que actualmente evoluciona al alza. Las primeras prospecciones apuntan a que el impuesto, aunque indirecto, tendrá su mayor impacto en amplios sectores de la política y de los medios de comunicación que la sostienen en este país. Las cifras que baraja el ejecutivo son de 2.000 millones de metros cúbicos, sólo en el Congreso. El grupo de trabajo que elabora el dictamen no ha cuantificado todavía la aportación del Senado, que se supone será modesta; no así las de las 17 cámaras autonómicas, donde según los primeros cálculos se prevén cifras sustanciosas. El gobierno está seguro de que estos contribuyentes, en un ejercicio de responsabilidad política que les honrará ante la ciudadanía, asumirán sin recelo, con esta nueva tasa sobre la venta de humo, su obligada contribución a los ingresos de la Hacienda Pública. Sin embargo, la respuesta entre los que van a pagar no es del todo entusiasta ni unánime. Mientras que en la prensa todos estos rumores, que venían de semanas atrás, han ido siendo recibidos con serena y contenida irritación, en círculos parlamentarios predomina la preocupación, por entender que la medida puede llegar a cohibir de algún modo la presentación y defensa de algunos proyectos de ley y de manera larvada puede socavar la libertad de expresión que, en palabras del presidente de la Alta Cámara, «tanto trabajo y sacrificio nos ha costado traer a este país». A pesar de ello, se muestran dispuestos a colaborar en este delicado momento, insuflando con la venta regular de humo, y la correspondiente liquidación del impuesto, una bocanada de aire fresco en el exhausto fuelle de la economía nacional. No obstante, esa carga fiscal podría atenuarse, en opinión de los portavoces de los partidos mayoritarios, con el aumento de la producción. Según sus estimaciones, en las dramáticas circunstancias actuales, el volumen total de ventas podría fácilmente incrementarse este año hasta un 120%, de lo que se deduciría una inyección de unos 3.000 millones de euros para las agotadas arcas públicas. La opinión no es compartida por algunos grupos minoritarios que ven en este nuevo tipo impositivo, de carácter indirecto subrayan, una forma de cargar una vez más sobre las espaldas de los más débiles el peso de la humareda que nos envuelve. Lo más imaginativo ha llegado del grupo parlamentario más moderno. Su portavoz se ha declarado dispuesta a contribuir «como la que más del entero suelo patrio» con un impuesto que grave todas sus emisiones, «me da igual que sean orales, axilares o anales». Convencida del potencial que todo esto esconde, ha propuesto al Gobierno que inste ante la Organización Mundial del Comercio (OMC) la creación de una oficina que regule el mercado internacional de este tipo de emisiones. Indudablemente la aceptación de esta propuesta, para cuya sede sugería libremente Madrid Capital, nos colocaría, dada nuestra innegable capacidad productiva, en una posición inmejorable para reequilibrar nuestra castigada balanza de pagos. De momento el Gobierno mantiene silencio ante esta iniciativa para la internacionalización comercial del capital-humo y trabaja calladamente en la elaboración del decreto que gravará su venta en el ámbito fiscal de su competencia.


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