martes, 17 de abril de 2012

Doblete de gala


Para renovar la monarquía, que a ojos vistas se agota, convendría mirar a fórmulas de éxito. Estoy pensando en la policía, como autoridad directa, y en ese juego de sometimiento, alimentado por sus versiones fuerte y débil. Sorprende que no proliferen diarquías, constitucionales naturalmente, con dos cabezas dirigentes simultáneas, una que haga el papel de bueno y otra el de malo. Sus disputas mejorarían el espectáculo y no andaríamos confundiendo amor y odio en el mismo individuo.

No hay comentarios: