Para renovar la monarquía, que a ojos vistas se agota, convendría mirar a fórmulas de éxito. Estoy pensando en la policía, como autoridad directa, y en ese juego de sometimiento, alimentado por sus versiones fuerte y débil. Sorprende que no proliferen diarquías, constitucionales naturalmente, con dos cabezas dirigentes simultáneas, una que haga el papel de bueno y otra el de malo. Sus disputas mejorarían el espectáculo y no andaríamos confundiendo amor y odio en el mismo individuo.
martes, 17 de abril de 2012
Doblete de gala
Para renovar la monarquía, que a ojos vistas se agota, convendría mirar a fórmulas de éxito. Estoy pensando en la policía, como autoridad directa, y en ese juego de sometimiento, alimentado por sus versiones fuerte y débil. Sorprende que no proliferen diarquías, constitucionales naturalmente, con dos cabezas dirigentes simultáneas, una que haga el papel de bueno y otra el de malo. Sus disputas mejorarían el espectáculo y no andaríamos confundiendo amor y odio en el mismo individuo.
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