En la balanza del ejecutivo un kilo de adjetivos abulta mucho y sirve de poco. En su lógica ortodoxa, de los conceptos se pasa directamente a la acción y, si no prende, al insulto. Los calificativos y demás adornos sólo valen para ablandar conciencias o para montar excusas.
domingo, 29 de abril de 2012
Hablar al peso
En la balanza del ejecutivo un kilo de adjetivos abulta mucho y sirve de poco. En su lógica ortodoxa, de los conceptos se pasa directamente a la acción y, si no prende, al insulto. Los calificativos y demás adornos sólo valen para ablandar conciencias o para montar excusas.
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