lunes, 25 de junio de 2012

Moral ratonera


Pese a las apariencias, los consejos no se ofrecen desinteresadamente, ni siquiera los que pretenden sentar principios morales. Entre dos personas predomina siempre la perspectiva, incluso para el bien y el mal. Recuerdo bien a un consejero que me insinuaba con propósito regenerador: «Creo que no te haría mal hacerme algo de bien». Otros más directos se dedican a juzgar nuestra integridad moral partiendo de su integridad y bienestar personal: «Harás bien el bien, mientras a mí no me hagas el mal». Nunca han faltado sabios monitores que hacen de su beneficio la medida de nuestra bondad. Sus palabras pueden llegar a ser tan halagadoras que, tomadas como consejo, resultan moralmente confusas y cegadoras. Como las del clérigo que alentaba a su criado a la santidad con el siguiente elogio: «Haces el bien de manera tal que nada de lo que por mí haces consigo ver mal».

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