miércoles, 13 de junio de 2012

Otra vez lo niegan


Es que la batalla actual se libra con la intención de hacerse con las palabras, como si estas fueran cotas fortificadas desde las que barren las ametralladoras. Muy especialmente las que están situadas en posiciones cruciales, abiertas a distintas perspectivas. Son palabras que algunos sólo consiguen ver de frente, como un obstáculo que les cierra el paso. Para batirse en esas escaramuzas semánticas mejor sería que un pelotón de aguerridos filósofos abrieran el debate. Francamente no creo que sirva la actual tropa de intelectuales, siempre tan metidos en su cantina. De ese modo el debate sería de verdad, no esos argumentos corales, que al unísono y prescritos se cantan para dar espectáculo. Estamos hartos de esas operetas de enredo. De nada nos sirve que se digan bien entonadas, si para justificar el libreto se invoca a la academia como fuente soberana de autoridad lingüística. «No hay recortes ni rescate» oigo en su recitativo a la ministra frente a un escéptico odeón. Siempre igual, negando y trastornando las palabras. Ya podemos andar listos, porque si se hacen con ellas, querrán mandarnos de relleno a una versión muelle de nuestro mundo ingrato y además cobrarnos por vivir en ella. Todo mientras damos vueltas encantados y subidos a su atracción.

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