lunes, 11 de febrero de 2013

Sobre el virus entusiástico


El entusiasmo es un virus escurridizo e inaprensible. Por vía oral el contagio se ha confirmado como posible en atmósferas compartidas; por vía sexual ha encontrado también eficaces transmisores en los buenos humores, semen sobre todo, también lágrimas y saliva; por vía hereditaria, sin embargo, los casos siguen siendo raros. Se ha ensayado el virus como estimulante profiláctico frente a patologías depresivas, pero aún se desconocen todos sus principios activos. Se viene intentando simular sus complejos síntomas con toda clase de polvos, canutos, licores y pastillas y, aunque se disparan ciertos efectos gratificantes, los secundarios a tal punto desmerecen que, si inoculas estos virus sintéticos, no generas propiamente entusiasmo sino ilusiones apagadas por turbias pesadillas.

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