sábado, 9 de febrero de 2013

Dotes de funcionario


Antes dejabas a un funcionario talludo abandonado a su suerte en una biblioteca frente a los estantes de libros y pasado un mes recogías en alguno de sus pupitres un poemario, una novela o un ensayo manuscrito con sus citas. Hoy los funcionarios aún escriben, pero han perdido gusto literario y la afición de entonces; la calidad siempre será discutible, pero ahora se conforman con dejar en la mesa del jefe de sección escuetos informes que ni valen ni pesan más que el huevo de una disciplinada gallina. El gobierno dice que su literatura ha ganado en vitaminas.

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