lunes, 13 de febrero de 2012

El círculo de la escritura


Se puede escribir por placer, por necesidad o por disciplina. Pero el placer es efímero, es un relámpago, y la necesidad sigue sus ciclos, sean vitales o sociales. Lo que queda como sostén es la disciplina, en la que cualquiera puede ver la antesala de la rebelión o de la rutina. Dos salidas un tanto dispares. La rutina nos remite a un ejercicio metódico, a veces profesional, de la escritura, más propio del observador, del cronista y del analista que del muñidor de expresiones. En ese creciente desapego la rebelión quiere ser, a su vez, un acto de reajuste y también de justicia. No se trata de perseguir los hechos sino de dar a cada instante su expresión justa. Vuelve con ella el tormentoso placer de los primeros poemas y de paso se satisface alguna que otra necesidad inconclusa.

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