viernes, 23 de septiembre de 2011

Espejismos sociales


Si miramos y no vemos, no es probable que nos hayamos vuelto ciegos sino que no miremos donde debemos. Si insistimos en ello y aún no vemos, queda la duda de si miramos al punto adecuado mientras gana peso la duda de si habrá algo a lo que mirar. Si aún creemos y nuestra vista no lo encuentra, preguntaremos al que en la misma dirección mira para que guíe nuestra mirada. Si escuchamos su consejo y ponemos nuestras sombras a la altura de sus luces, cobrará vida el esquivo espejismo. La fe recluta en ese fervor a los videntes solitarios y levanta en esa milicia el ánimo proponiendo la contemplación, pero jamás alcanza a tocar objeto alguno.



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